Este proyecto, realizado en una vivienda en Cantabria, certifica la capacidad de las cubiertas adosadas realizadas por Pipor para lograr espacios agradables y sobre todo para conseguir la funcionalidad de una nueva estancia en el hogar. Los clientes, ahora pueden disfrutar ahora la mayor parte del año, cuando antes era sólo para unas pocas semanas.
La mayor complejidad de esta cubierta residía en el escaso espacio que había entre la vivienda y los límites de la parcela, además se tenían que adaptar a las diferentes alturas de los elementos que componían el edificio. Por otro lado los clientes querían que la cubierta contasen con dos aspectos importantes, por un lado que el color coincidiese al 100% con el Ral de la carpintería y por otro necesitaban que en un lateral contemplase algún elemento que velara por su intimidad, para ello se instalaron cristales de seguridad laminados tintados.
El equipo de diseño de Pipor ideó una solución perfecta, aprovechando al máximo la distancia con la que se contaba y anexando el alto de la cubierta al saliente del balcón del primer piso una de sus partes y la otra a la fachada.
Una familia más plenamente satisfecha, muy por encima de sus expectativas, pues comprobaron que el excelente trabajo realizado por los instaladores tiene como recompensa una conjunto arquitectónico en plena sintonía con la vivienda, con líneas rectas y limpias, pero además acreditaron a día de hoy la optimización de espacio y por supuesto el aprovechamiento de la nueva estancia para su uso y disfrute.