Hay espacios “vacíos” en los edificios que con ingenio y con soluciones novedosas pueden dar un giro de 180º y convertirse en la referencia de la construcción, por supuesto siempre con la funcionalidad como característica principal.
Este proyecto representa a la perfección cómo un sistema de cerramiento diseñado para un cubrir una longitud de 30 metros puede transformar un espacio cuya utilidad era simplemente la de aportar luminosidad a las oficinas contiguas. Cuando el estudio de arquitectura se puso en contacto con nosotros nos trasladaron cómo objetivo aportar una solución que sin que el efecto luminoso se viera afectado se pudiera optimizar el espacio, para ello era fundamental la no utilización de pilares que entorpecieran el tránsito ni supusieran un estorbo visual, también nos demandaban una solución que aportase valor al edificio pues había que buscarle nuevos usos y utilidades.
La solución aportada por Pipor se basaba de una estructura autoportante que no traicionaba la esencia original del edificio, ésta estaba revestida con planchas de Polimetilmetacrilato transparente de 15 mm, asimismo sugerimos la introducción de 5 grandes ventanas motorizadas y una línea de 30 metros de un sistema de rejillas de ventilación, ambos sistemas con manejo demótico cuya principal función es la de control automatizado de la temperatura ambiental.
El resultado salta a la vista, hemos aportado ligereza estructural, modernidad, discreción, polivalencia a un espacio que desde ahora se utiliza cómo punto de encuentro, área de esparcimiento de empleados, e incluso en espacio para continuar reuniones de una forma más distendida. No falta decir que se ha convertido en la sensación en este edificio y que le ha aportado mayor valor añadido.