Un reciente estudio indicaba cual era la casa ideal de los españoles. Un vivienda de unos 150 m de 3 a 4 habitaciones, con una parcela con jardín, piscina y próxima al mar, a un lago o a un río y rodeada de naturaleza.
Pues el último proyecto supera por mucho la expectativa media de nuestra casa preferida.
Nuestro cliente unió a arquitecto, paisajista y Pipor para hacer realidad su visión de casa perfecta. El equipo que formamos estaba formado por profesionales muy cualificados que rápidamente visualizaron el proyecto que finalmente se llevó a acabo.
En definitiva el cliente pretendía crear un entorno en plena naturaleza dedicado sólo al ocio, en donde era fundamental ubicar una pista de pádel, la piscina, obviamente la cubierta de piscina y todo rodeado de un cuidado entorno con césped, senderos e iluminación.
Cubierta para Piscina, elemento imprescindible.
La funcionalidad en este proyecto de la cubierta de piscina era singularmente fundamental. Por lo tanto el sistema por el que se optó era el de un cerramiento móvil de apertura total que favorecía aliviar los calurosos días de verano y a la vez aprovechar más la piscina los días de primavera y otoño.
La cubierta móvil para piscinas utiliza un mecanismo de deslizamiento patentado Pipor. Una sola persona puede abrir la cubierta sin esfuerzo. Siendo una de las características que más sorprendió al propietario.
En cuanto al diseño conformado en líneas recta iba en consonancia con la arquitectura de la vivienda, pero particularmente permitía amplios ventanales de cristal de seguridad. La cubierta es un perfecto mirador del sorprendente entorno natural.
Elección del color, más importante de lo que parece.
La confianza de trabajar con proveedores de garantía y calidad permite realizar configuraciones atractivas y sobre todo duraderas. En este caso la cubierta debería ir en un acabado madera terminación embero, para poder mimetizarse con el entorno y sobre todo con el conjunto de la vivienda.
Los lacados para garantizar su durabilidad se realizan en empresas punteras, cómo son todas con las que trabaja Pipor, y no con opciones más “económicas” en los que a los 4 años ya se ven decoloraciones o terminaciones de dudosa calidad.
El resultado final es increíble, plenamente del agrado del cliente, y desde un proyecto que nos ha enamorado.